La aduana calpina
Las primeras noticias que tenemos se refieren a un
comunicado del Ministerio de hacienda de fecha 25 de Julio de 1852. Este
expediente promovido por varios propietarios y comerciantes de la villa de Calpe
solicita se establezca en la playa del Bol un fielato de aduanas, con el fin de
exportar los diferentes frutos del país. En aquellos años, algarrobas, almendras
y cebada. Teniendo en cuenta, que otros pueblos de la provincia apoyan la
petición, y que podrían ser pueblos del área de Benisa (Jalón, Senija, Lliber,
etc,.) que no tenían ninguna posibilidad de exportar sus productos más que por
mar o a lomos de caballerías. A mediados del siglo XIX todavía no existían
caminos carreteros en esta zona de la comarca, sin embargo el área de Altea ya
contaba con Aduana propia y algunos caminos.
Los requisitos establecidos por el Ministerio de Hacienda son que el Ayuntamiento calpino se haga cargo de los haberes del funcionario que va a dirigir el fielato.
En ese sentido, la orden es muy clara; “ Teniendo en cuanta lo prevenido en el particular por real orden de 19 de Junio último, espedida por el Ministerio de la Gobernación, y de conformidad con lo manifestado por esa Dirección General, S. M. se ha dignado acceder a la pretensión, mandando que para llevar a efecto el establecimiento del referido fielato, se nombre por esa oficina general el empleado que ha de desempeñar, con la dotación de 5.000 reales anuales que satisfará de sus fondos municipales, en virtud de la citada disposición, el ayuntamiento de la espresada villa de Calpe, depositando al efecto en tesorería y por trimestres adelantados la cantidad necesaria para el pago del referido funcionario, encargando al propio tiempo al administrador de la aduana de Alicante el mayor cuidado, a fin de que este servicio se haga bajo su inmediata inspección y conocimiento con toda regularidad”.
Firma la orden Juan Bravo Murillo, Presidente del Consejo de Ministros.
En 1871, varios vecinos y propietarios calpinos solicitan el ampliar las competencias de la aduana para el desembarque de frutos y géneros del país. Vistos los informes de varios departamentos y, “considerando que el Fielato de Aduanas establecido en dicha villa se halla habilitado para el embarque de frutos del país, y que de accederse á lo que se pretende en nada se perjudica á los intereses del tesoro”.
Firmado en Madrid a 28 de Diciembre de 1871.
Años más tarde ( en 1874) el Presidente del Poder Ejecutivo de la República, resuelve suprimir el fielato de Aduanas de Calpe, “ en vista de que el Ayuntamiento de dicha localidad, á cuya instancia y en cuyo provecho fué establecido dicho fielato, se niega a sufragar por más tiempo los gastos del personal y material de la citada dependencia”.
Orden de fecha 29 de Octubre de 1874 dirigida al Director General de Aduanas.
Nuevamente (en 1877) y a instancias de varios vecinos y mayores contribuyentes de nuestra villa se reinicia el expediente para volver a contar con un lugar de embarque. En esta ocasión, dependiendo de la Aduana de Altea. Administrada en aquellos años por el funcionario José de la Muela Gnecco.
" Visto el expediente instruido á consecuencia de dos instancias de varios vecinos y mayores contribuyentes de la villa de Calpe, provincia de Alicante, solicitando que se habilite el expresado punto para el embarque y desembarque de frutos del país, con autorización de la Aduana de Altea:
Vistos los informes emitidos por el Jefe de la Administración económica de Alicante, Administrador principal de Aduanas, Jefe de la Comandancia de Carabineros y Junta de Agricultura, Industria y Comercio:
Considerando que sólo se trata de facilitar la salida de los productos del suelo y adquirir los que en él no se producen, cuya pretensión es tanto más justa cuanto que Calpe carece de carreteras y caminos vecinales”. Como podemos ver, la propia administración reconoce que Calpe “carece de carreteras y caminos vecinales”.
La real orden lleva fecha del 12 de Mayo de 1877 y establece que la aduana funcione bajo la estrecha vigilancia del resguardo de carabineros. Los carabineros se encontraban de servicio en los puestos del Collado, Calpe y la Fosa desde 1833.
En Enero de 1912 y a instancias de Julio Massón se solicita a la Cámara Oficial de Comercio el que se habilite a la aduana calpina- en estos momentos dependiente todavía de la de Altea- para el embarque y desembarque de material de construcción de la línea férrea del trenet de la Marina, que en aquellos momentos se encontraba en plena construcción.
En estos momentos no contamos con más información del devenir de la Aduana en la rada de la playa del Bol.
Andrés Ortolá Tomás