El castillo o fuerte de San Pedro

Después del ataque acaecido el día 3 de Agosto de 1637  en el que el pirata argelino Alí Pichilin, al mando de siete galeras, se llevó cautivos a todos los habitantes de nuestra villa. El Conde de Paredes, virrey de Valencia, dispone las condiciones para la defensa de la costa valenciana. De la costa calpina nos hace la descripción que sigue:…en haches partit sols i ha dos atalladors, que residiesen en la vila de Calp; pero Benisa te obligació de enviar tot lo any un centinela, per a que de mati regonega la cala de la Fustera, y se està en la cala fins que aplegen los dos atalladors per a dar-se-lo segur.

En cas que los atalladors no troben lo centinela, pasarà un cavall a Benisa a dar-ne rahó als jurats”

“De les tres guardes de la peña de Ifac ( que la nit se la repartiran per sos terços) al amaneixer anirà hu lo cap de la peña y lo altre a tirar pedres sobre una cova, per si ha alguna fragata.

Los dos atalladors tenen obligació de eixir junts, cada día al amaneixer, per la vora de la mar a descubrir la cala de la Alga y passar a veure en la guarda que Beniça envia a la guarda de la Fustera”.

 

 

Plano de la Fosa de 1859 donde se lee; fuerte de la Cala

 

Más de un siglo después; el 22 de Octubre de 1744, los piratas asaltan nuevamente la villa de Calp. Este hecho, conlleva que por parte de las autoridades se confeccionen una serie de proyectos para defensa de la costa y de Calp. Se proyecta un fortín en la pequeña colina de la Cala del Alga, entonces conocida como Gallicant,  otro en los aledaños de la aduana calpina sobre el acantilado.

 

 

Costas de poniente.

También vemos el castillo de San Pedro, cerca de las Aduanas

 

La construcción de estos fuertes presentó grandes dificultades, muchos de los trabajos eran por parte de personal voluntario, las llamadas “tandas”. Bastantes años más tarde, en Agosto de 1806, hay quejas por parte de los militares que tenían que defender estos lugares. Se quejan especialmente de las gentes de Benisa, a cuyo cargo están las obras del fuerte de la Cabalga: pues sólo fueron a trabajar un domingo 16 hombres sin que volvieran a aparecer más. En estos días de este baluarte sólo está señalado su levante por que la poca gente y el corto rato que estubieron imposibilitó un avance más rápido de las obras.

 

 

Plano de 1745 del fuerte o baluarte de San Pedro

 

En cuanto al baluarte de San Pedro, también hay quejas por el poco trabajo realizado: los de esta villa que unidos a los que han vuelto de la ribera, son más de 60, no hacen nada, por que concurren  a las siete y se suben  a las ocho, o poco más.

Sobre este particular se solicita la ayuda del gobernador de Dénia, para que intervenga sobre el Alcalde de Calp y ordena a los calpinos que antes de que entre el invierno reanuden los trabajos: pues de otro modo jamás se concluirá, y entrando el invierno ès más difícil.

 

 

Plano de Coello 1850/60

  Revisando mis archivos me he encontrado con esta reseña: En 1835 Calpe ostenta una pequeña fortificación, localizada junto a la aduana y fondeadero de su ensenada, denominada Torreón de San Pedro, que contaba con una exigua Guardia de Retén de apenas cuatro o cinco miembros. Ocupada la torre por un cuerpo perteneciente al Batallón de Voluntarios Realistas de Jávea hasta 1833, posteriormente sería reemplazado por fuerzas de la Milicia Urbana o Nacional. El fondeadero calpino era poco importante – a efectos comerciales- pero estratégico en cuanto a militares o de tráfico ilícito de contrabando.

El de la playa de la Fosa, posiblemente quedó sólo en un intento, aunque en lo planos antiguos, el lugar es conocido como: costera del castellet. Podemos concluir que dado el tamaño y el lugar donde se pretendía situarlo, sus ruinas hubieran llegado hasta nuestros días.

En cuanto al baluarte de San Pedro, vemos que en el plano de Coello, de mediados del siglo XIX, ya se sitúan las ruinas de la batería o castillo de San Pedro.

 

 

A la izquierda de la imagen arranca el acantilado donde estaba el fortín

 

Podemos suponer que al estar construidos sus cimientos cerca de la playa y en un acantilado muy inestable, batido por los temporales de poniente, lo poco que se construyó del baluarte entró rápidamente en declive y desapareció, aunque son varios los calpinos más viejos que recuerdan parte de esas ruinas.

 

Andrés Ortolá Tomás