CAMINO INTERINO DEL COLLADO.

1 de Marzo 1880

 

 La necesidad de mejora de los accesos a bienes y personas con la habilitación de un camino interino de carros hasta la consecución de las obras del puente del Mascarat, impulsa a la Dirección de Obras Provincial a iniciar y financiar una infraestructura de carácter temporal. Dicha solución venia a paliar las históricas dificultades orográficas que habían convertido el paraje en un verdadero punto negro dentro del sistema de viales comarcal, condicionamiento que repercutía negativamente en el trafico de personas y desarrollo comercial. 

 

El veinte de Enero se presenta por la Junta Provincial de agricultura, industria y comercio un primer presupuesto que asciende a 4.000 pesetas, signado por el director de obras provinciales Antonio Puigcerver. Con dicha cantidad se financia un tercio del coste total que deberá cubrirse con aportaciones alternativas, destinándose los fondos de diputación al pago de jornales de operarios.

 El presupuesto global que presenta el director, Sr. Puigcerver, contempla los movimientos de 6.500 m3 de desmonte y transporte de roca, con un coste de 1,50 ptas/m3; y 4.800 m3 de tierra dura, a 0,50 ptas/m3. Son 12.150 pesetas el importe total de los gastos de la habilitación.

 Las obras se inician el día 1 de Marzo y concluyen a finales de Abril. 105 operarios son los contratados, formando un equipo compuesto por las siguientes clases profesionales: Capataces, 3; peones mayores, 53; peones menores, 41; barreneros, 4; mamposteros, 1; y conductores, 3. Un capataz percibe un jornal de 4 ptas – capataz jefe, Vicente Soler-; los peones mayores el equiparable al de un trabajador de la tierra, 1,25 ptas; los peones menores, 0,75 ptas; barreneros, 2 ptas; mamposteros, 2,5 ptas; y 2 ptas los conductores, que aportan carro y caballería.

La nomina de personal muestra que la gran mayoría de los trabajadores son oriundos de Altea, y algunos de los contratados calpinos, residentes de la vecina partida del Barranco Salado. Son los casos de Miguel y Bautista Ivars “Mola”; Juan Bordes “Calvo”; Pedro Juan Pérez “Bou”, o Andrés Vives “Salines”, todos peones mayores.

 

 Un lustro después el puente del Mascarat quedaría abierto al transito, pero como comprobaremos, no serán pocas las vicisitudes sufridas por la adversidad física de la garganta.

No olvidemos que el primer proyecto de la carretera del litoral se inicia en 1844, y que los túneles del Collado se abren definitivamente en 1868.

José Luis Luri Prieto/ Andrés Ortolá Tomás