EL RIURAU DEL RAFOL

Son los riurau construcciones dedicadas primordialmente a guardar los cañizos en los que se colocaban los racimos de uva después de escaldarlos y que durante el día se secaban al sol. Si amenazaba lluvia se guardaban a cubierto en el riurau. En todo  el proceso de elaboración de la pasa era muy importante observar la climatología. La lluvia o la humedad son los peores enemigos de la pasa y podrían estropear toda una cosecha.

El riurau en los años 70 pendiente de restauración

Los riurau estaban construidos con piedra, barro y cal, los arcos de medio punto solían ser algunos de piedra tosca y los más con ladrillos de barro cocido. Las vigas del techo suelen ser de madera de pino y sobre ellos descansan los cañizos confeccionados con cañas unidas por un cordel de esparto y sobre ellos barro como base de la cubierta de tejas.

El riurau debe tener una buena ventilación, de ahí que todos tengan unas ventanas verticales en su cara norte para que exista una buena circulación de aire a través de ellas y siempre tienen que estar orientados al sur. Si observamos los pocos riuraus que quedan en nuestro término y los desaparecidos de la Vallesa, Calalga o el recientemente derruido todos tenían estas características.

Riurau del  Rafol hoy restaurado

El riurau del Ráfol formaba parte de la gran finca de la Casanova y  en el catastro de 1893 pertenecía a Joaquín Feliu Rodríguez de la Encina que la había heredado de su padre José Feliu Sala, propietario de las más grandes fincas calpinas; la mencionada de la Casanova, del Plá, la Manzanera,  las Aduanas, las Casas de Torrat, Casa de Pusa (Villa Madrid) entre otras y que luego legó a sus hijos José, Joaquín y Juan.

La elaboración de la pasa tuvo un gran auge durante el siglo XIX y los primeros años del XX. La plaga de la Filoxera  en 1908-12.  La primera guerra mundial  y la competencia de la pasa de la región griega de Corinto (más pequeña, sin pepitas y de piel más blanda) significaron el fin del comercio de la pasa.

Riurau de les Monjes o Avargues

A pesar de estas dificultades los propietarios de la finca de la Casanova construyeron otra dependencia a unos 50 metros al sur del riurau con medios técnicos modernos para la época y que permitían secar las pasas con calor a través de unas estufas, este edificio fue derribado hace algunos años lo que fue una una perdida irreparable. Así mismo, existía un precioso riurau en la finca del Plá, con el añadido de tener el también único secadero de pasa virgen del término.

Estufa del Rafol demolida hace años

Por desgracia, a día de hoy, la estufa de la imagen fue demolida conjuntamente con su riurau y así como este fue restaurado, no así la estufa a pesar de estar protegida en el catalogo de bienes a proteger.

Creo que no podemos permitirnos el lujo de perder más trozos de nuestro patrimonio y que son en conjunto retazos de nuestra historia más reciente.

Andrés Ortolá Tomás