Paseo por la Xátiva
histórica
A sólo un centenar
de kilómetros de Calpe tenemos una de las poblaciones más fascinantes del
antiguo Reino de Valencia y que tiene tres vínculos que la relacionan con
nuestra villa. Imposible relatar la monumentalidad y la dilatadísima historia
setabense en estas cortas líneas. Tampoco lo es el fin de este artículo que sólo
pretende acercarnos un poco más a esta localidad.
Decía que a Calpe la unen tres vínculos a la ciudad de Xátiva. Su patrona, la Virgen de las Nieves –en talla de Mariano Belliure-ubicada en el Altar Mayor de la Colegiata de Santa Maria, cuyas obras duraron más de 300 años y aun permanece incompleta, al faltarle un segundo campanario gemelo del actual.
El Convento de Santa
Clara, fundado en Septiembre de
1325 por Saurina de Entenza, segunda mujer de Roger de Lluria y señora de
Calpe. Desde Enero de 1351 las monjas clarisas cobraban el tercio de las rentas
de Calpe y compartían el señorío con Nicolau de Janvilla, yerno de Saurina.
Los calpinos estaban obligados a rendir juramento de fidelidad a la abadesa de
las clarisas en reconocimiento de su dominio. En 1482 las monjas llegan a un
acuerdo con Guillem de Palafox por el que renuncian a sus derechos sobre Calpe
por 60000 sueldos. Este convento se encuentra en la actualidad en la calle
Moncada, la más importante de Xátiva.
El tercer vínculo y quizás totalmente desconocido para los calpinos, es la leyenda del eremita Benicolá, que Vicente Llopis comenta en su libro en el capítulo de la “ermita vella”, aunque sitúa su estancia en Oltá en 1116. Pues bien, Benicolá Al Idridi nació en Xátiva aproximadamente en 1195, hijo de un importante comerciante árabe, fue distribuidor de la primera fábrica de papel de Europa, instalada en Xátiva en 1173. En uno de sus viajes por esta zona conoció a una bella doncella mora de la partida Corralets de Oltá, contrajo matrimonio y vino a vivir a Calpe en 1220. Murió el año 1265 y sus restos se supone que están enterrados en la llamada Font de Benicolá.
Xátiva ha sido a lo
largo de siglos población importantísima. Especialmente en época árabe en la
que llegó a tener más de 30000 habitantes, ellos diseñaron el sistema de
riego, con el primer canal de agua potable, crearon mezquitas, zocos y baños.
En el año 1150 aparece el primer el primer molino papelero elaborado con paja
de arroz de Europa y que da como resultado la fábrica de papel antes comentada.
Con la conquista de Jaume I empieza una
nueva época repobladora. La antigua mezquita se convierte en parroquia, se
crean conventos, se construye San Felix y el Hospital Real. La ciudad se expande
y crece en el siglo XIV, lo que permite iniciar
una nueva actividad constructiva: el Convento de los Dominicos, el ya comentado
Convento de las clarisas, la iglesia de Sant Pere,etc,. En aquellos años el término
de Xátiva era vastísimo y se convirtió en la segunda ciudad más importante
del Reino de Valencia. Su castillo se habilita como prisión de estado y se
convierte en el más importante de la Corona de Aragón.
En el siglo XV se
produce el ascenso al pontificado de los dos únicos papas no italianos antes
del actual. Miembros los dos de la legendaria familia Borja. Calixto III-Alfonso
de Borja-obsesionado por acabar con el avance otomano y Alejandro VI-Rodrigo de
Borja-impulsor de las artes y colaborador en la empresa del descubrimiento.
Ambos, tío y sobrino, dejaron profunda huella en la cristiandad. En esta época
se publica el primer libro impreso en España gracias a los esfuerzos del
setabense Lluis Despuig.
En el siglo XVI nace
en Xátiva José de Ribera “El Españoleto” uno de los pintores más
destacados de todos los tiempos.
Con la expulsión de los moriscos en 1609, la ciudad padece una grave crisis económica. El estancamiento económico se agravó con la aparición de pestes y por la segunda revuelta agermanada, en la que los setabenses apoyaron claramente al candidato austracista y al vencer en la batalla de Almansa, el lado borbónico marchó sobre Xátiva, consumando una cruel venganza. La quema, saqueo y destrucción de la ciudad y su cambio de nombre por el de Colonia Nueva de San Felipe. Así pagaron sus habitantes el apoyo a Carlos de Austria. De ahí viene el apodo de “socarrats” con el que se conoce popularmente a los setabenses. Aunque estos en venganza colocaron el retrato de Felipe V cabeza abajo en el Museo Municipal y allí está.
Un paseo turístico-cultural
nos llevaría desde el Jardín del Beso a la fuente barroca de 25 caños
construida en 1794. Cerca, está el antiguo barrio del mercado donde
encontraremos el Convento de Sant Onofre y la Iglesia de Sant Pere construida en
el siglo XIV. Por la calle Sant Pere llegaremos a la plaza de Alejandro VI, aquí
se encuentra la casa natalicia del papa Alejandro VI, nacido en 1431. En el
centro de la plaza existe una bella fuente presidiendo el espacio urbano rodeada
de casas dieciochescas. Por la calle del Ángel llegaremos a una plaza
monumental; la plaza de la Trinidad en ella se sitúa la fuente homónima
ejemplar único del siglo XV. A su lado, el exconvento de los Trinitarios. Detrás,
el Palacio de Alarcón. Enfrente, la calle Moncada con el Convento de Santa
Clara. La calle Moncada, no en vano fue-lo es aún hoy-mudo testigo de los
acontecimientos religiosos, civiles y políticos más destacados que se celebran
en la ciudad. Por ella desfilaron, nobles, reyes e importantes clérigos. Las
fachadas de los edificios están presididas por escudos heráldicos,
representando las armas de cada familia.
Muy cerca de la
calle Moncada se encuentra la Colegiata de Santa Maria en ella está á imagen
de la Virgen de las Nieves. Frente a la Colegiata se encuentra el antiguo
hospital, con su fantástica fachada. Fue construido entre el siglo XV y XVI,
para albergar a los enfermos y pobres de la ciudad.
Saliendo del
hospital y por la calle Corretgeria veremos la plaza del mercado. En esta plaza
porticada la mayoría de los edificios son de los siglos XVIII al XIX. Aquí y
por privilegio de Jaume I se celebra mercado los martes y los viernes.
El Museo del Almudí
instalado en un magnífico edificio pegado al Peso Real. Aquí se exhibe una
hermosa pila musulmana del siglo
XI, además de piezas arqueológicas de todas las épocas y obras artísticas de
numerosos autores.
Si todavía tenemos
ánimos, podremos subir al castillo situado en lo alto del monte Vernissa. En
nuestro camino nos encontraremos con las ermitas de San José y San Félix, patrón
de la ciudad. Con la Nevera, impresionante construcción medieval para almacenar
nieve. La Cueva de los Palomos, eremitorio rupestre dedicado a la Virgen. La
“Cova de les Gotetes”, gigantesco aljibe árabe construido en el interior de
una cavidad rocosa.
Finalmente
llegaremos al castillo de Xátiva estructurado en dos partes, el Castillo Mayor a la derecha y el
Castillo Menor a la izquierda.
En el Castillo Mayor-aparte de la caminata-tenemos, la Plaza de Armas, la capilla de Santa Maria donde reposan los restos del Conde de Urgel, las prisiones y el último esfuerzo nos llevará hasta un torreón truncado que sirve de mirador. Desde aquí veremos el Castillo Menor y así no hará falta que vayamos.
Andrés Ortolá