EL POU SALAT

 Hoy en día en que simplemente dando vuelta a un artilugio llamado grifo tenemos un buen caudal de agua a nuestra disposición y en cualquier lugar de nuestra vivienda, nos hemos casi olvidado de que hace algunos años –cuarenta más o menos- los calpinos no teníamos acceso a estas comodidades. Si nos remontamos a hace cincuenta años había que desplazarse hasta la fuente que existía en las cercanías de la población y que desde su inauguración allá por Mayo de 1878 y merced al esfuerzo de Joaquín Sendra Gadea que construyó un pozo ( el Pou Roig) y realizó toda una infraestructura hasta cerca del pueblo nos hizo a los calpinos la vida un poco más fácil.

 Llavador de la Font

Con anterioridad a aquellos años Calpe se servia mayoritariamente del llamado Pou Salat. Este pozo cuyas aguas nacen al mismo nivel del mar, tenia y tiene, un agua bastante salada, allí bebían los ganados, los animales de carga y si apretaba la sed hasta los humanos.

Pou Salat

 El botánico Cavanilles en su visita por estas tierras en 1792 ya hace referencia a esta agua "el agua para el pasto común tiene el defecto notado de las de la Marina; y aunque no lejos de la población nace otra en las faldas de un monte no la conducen o por falta de medios o porque se hallan bien con la que han bebido siempre". Creemos que Cavanilles se refiere a la Font de Gregori en las estribaciones del monte Oltá y que a principios del siglo XX hubo un intento de canalización hacia la población.

Torre de la Salina

No se sabe a ciencia cierta la antigüedad del Pou Salat. El primer documento que hace referencia a este lugar son los planos levantados por motivo de la fortificación de la villa y que llevan fecha de Junio de 1745. En estos planos se hace referencia al "camino del Pozo Salado y las Salinas". En 1845 el diccionario Madoz nos dice de Calpe "no tiene aguada, sino de noria y algo salobre".

 Senia de Don Pedro

Según nos comenta Jaume Pastor Fluxá en su obra Historia de Calp, en 1897 se limpia y arregla el pozo al coste de 15 pesetas y diez días de trabajo. Este pozo en sus orígenes no tenía tejadillo de ahí las dos "picas" (pilas) de piedra, una a cada lado, para abrevar a los animales. Con posterioridad, al elevar la fábrica y añadir el tejadillo sólo quedó operativa la pila que da al Norte, instalándose un pozal con su correspondiente cadena. Aquí cabria hacer el inciso de que manos desaprensivas ayudadas por una máquina se llevaron hace algunos años una de las pilas para decorar su chalet.

En 1953 y a propuesta de Miguel Avargues Cortes se arregla nuevamente el Pou Salat.

A principios de  1980 y en una de las sesiones plenarias con motivo del Plan General de Ordenación Urbana se propone por parte de la Concejalia de Cultura que al vial que pasa sobre el pozo se le haga una rotonda con el fin de preservarlo. Por la misma Concejalia en fecha 7 de Agosto de 1985 se propone al Pleno la restauración y adecentamiento del Pou Salat considerando al mismo como uno de los pocos vestigios históricos que nos quedan.

 Balsa de la Senia de Feliu

Puede que cueste imaginar que los calpinos usaran el agua salobre de este pozo para uso domestico, existiendo como existían, bastantes pozos y norias en todo el llano, aunque el agua de todas ellos era similar –con mejor o peor fortuna- a la del Pou. Sólo la "Senia de Berlandina" en la cercanía de la salina tenia agua bastante aceptable. Claro que todos estos pozos; el de L`Enchinent, Nofre, Golechas, Vicent de la Casa, la señoreta Amparitos, Torrat, Blai, Jaume Canals, Chimo la Santa, Cosme, don Domingo, etc.,eran de uso particular y el Pou Salat era el único de uso público. Ni siquiera el llamado Pou dels Mariners era de titularidad pública, pues se encontraba dentro de tierras privadas. Existía simplemente, una servidumbre de aguas para el Cuartel de Carabineros de la Fosa y los marineros principalmente.

 Senia de Berlandina

Muchos de estos pozos y norias han desaparecido bajo el hormigón o el asfalto, los pocos que quedan en pie; Pla de Feliu y Pou Salat son testimonios de un pasado del que cada vez nos quedan menos vestigios. Hasta el emblemático Pou dels Mariners ha tenido que acabar bajo una tapa de alcantarilla en una acera cualquiera de la Urbanización Santa Marta.

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Andrés Ortolá Tomás